Una de las
cosas que más ralentizan la lectura rápida son las regresiones, es decir,
volver atrás una y otra vez bien sea porque no hemos entendido alguna palabra o
porque perdemos el hilo y retrocedemos para reenganchar.
Al
utilizar un lápiz o un dedo a modo de puntero para señalar lo que debemos de
leer impedimos esas regresiones y además nos obligamos a seguir un ritmo
concreto. Así mismo también obligamos al ojo a enfocar de una manera definida y
poco a poco vamos abarcando más espacio con la mirada.
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