PARTES DE
LA REDACCIÓN
La
redacción consta de tres partes.
Introducción. Desarrollo.
Conclusión. Pero, ¿cómo es cada una de ellas? ¿Qué es necesario que tengan cada
una de las partes? Veamos, separadamente. Introducción ¿Qué es la introducción
sino el acto de introducir? Entonces, veamos: introducir es hacer entrar,
establecerse. No es de extrañar que el principio del texto tenga ese nombre, ya
que es responsable de hacer que el lector quiera adentrarse, fijar los ojos y
leer la parte que resta del texto.
La
introducción debe presentar la idea principal (oración principal) que se
discutirá no sólo en el primer párrafo, sino en todo el texto. Por ser el
primer contacto que el lector tiene con el escrito, la forma en que la
introducción es dispuesta es muy importante. Se debe explorar el objetivo del
texto en oraciones que atraigan a la audiencia. Significativo es no prolongar
demasiado esta etapa, tres líneas pueden ser suficientes. Recuerda que el texto
comienza con la introducción, en la primera fila. Por tanto, escoge un título
cuando la producción sea concluida, pues no hay cómo saber con exactitud todo
el desarrollo y final.
2. Desarrollo: es
llamado «cuerpo de texto», donde la temática es abordada y como su nombre
indica, desarrollado. Después de introducir el tema, es hora de hablar de ello,
mediante la exposición de los argumentos. Es necesario que las ideas sean
claras y ejemplificadas, si fuera necesario. En esta etapa, evitar la
repetición de palabras o frases que tienen el mismo significado. También evitar
periodos muy largos, pues tienden a hacer de la lectura un conjunto aburrido y
monótono. Además, puede hacer que el escritor se pierda en medio de los propios
argumentos. Es aconsejable no demostrar más de lo que se sabe sobre un
determinado asunto, pues podrían cometer errores de las repeticiones de ideas,
expuesto arriba. Y no es necesario «marear la perdiz» una vez que la calidad
resulta esencial, más que la cantidad de argumentos o el número de líneas. A
veces 18 a 22 líneas de desarrollo pueden ser suficientes.
3.Conclusión: concluir
es acabar, finalizar. Por lo tanto, es el resultado final del mensaje. Muchos
no dan importancia a esta fase, pero sin ella el texto queda vago, sin rumbo,
sin su moraleja. En un párrafo, la conclusión debe recoger las ideas planteadas
en el texto, sin embargo, con un posicionamiento por parte del escritor o una
solución para un problema dado. Se debe evitar el clásico cierre con
«Concluimos que», «Concluyo que», «Finalizando», «Resumiendo» o equivalentes en
la conclusión porque no es necesario que el escritor avise que va a terminar el
texto, dado que esta etapa debe ser percibida por el lector y no indicada.
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